Una de las dificultades que nos encontramos a la hora de relacionarnos con nosotrxs mismxs y con el mundo que nos rodea es aprender a gestionar nuestras emociones, sobre todo aquellas que nos resultan más desagradables. Las emociones juegan un papel primordial, especialmente estas últimas, siendo de las que más tendemos a huir, evitar o esconder intentando no sentirlas y llevándonos a la desregulación, expresándose en formas más intensas y profundas de la experiencia emocional. Así mismo, la experiencia de cada persona sobre una misma emoción es diferente al resto de las personas, por lo que darle sentido a cada experiencia emocional tomando como punto de partida la conciencia de la misma, es el primer paso hacia la gestión saludable.